¿Por qué nos obligan a usar uniformes?
- faustoserra18
- 12 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Por Fausto Serra
La problemática del uniforme ha sido tema de debate en nuestra escuela desde hace muchos años. Incómodo, antiguo, repetitivo, caro, han sido los calificativos más usados acerca de nuestra ropa y, es por esto, que lentamente el uso de accesorios tales como la corbata o el cárdigan, han dejado de ser una norma y lentamente son más los alumnos que deciden ir a clases con cualquier tipo de remera, pantalón o campera. Es esta la razón por la cual el colegio ha decidido sancionar el uso de prendas no correspondientes a nuestra institución, pero esto a la mayoría de nosotros, nos parece una medida injusta. ¿Cuál será la razón detrás de todo, para tener que usar un uniforme tomando en cuenta la cantidad de dificultades que conlleva?
Existen varias miradas acerca de esta temática, planteadas por grandes expertos dentro de la filosofía, sociología y pedagogía.

Primero hay que comprender que la escuela, como herramienta del Estado, tiene como función formar ciudadanos capaces, y de este modo, cumple ciertas funciones más allá de la formación intelectual de los alumnos. Para formar ciudadanos ideales, el Estado se encarga de llevar sus valores, al discurso institucional los que, obviamente, se encuentran ocultos dentro de la supuesta función principal del colegio: educar.
La presencia de esta influencia se puede ver más adelante en el adulto promedio arquetípico. El filósofo alemán Luis Althusser trata este tema en su libro “Los Aparatos Ideológicos del Estado”:
“[El Estado] Toma a su cargo a los niños de
todas las clases sociales desde el jardín de infantes, y desde el jardín de infantes le inculca -con nuevos y viejos métodos, durante muchos años, precisamente aquellos en los que el niño, atrapado entre el aparato de Estado -familia y el aparato de Estado-escuela, es más vulnerable- “habilidades” recubiertas por la ideología dominante”.
Dentro de este proceso de normalización entra en juego la práctica de la implementación del miedo como forma de dominación, para esto, conviene tener en cuenta el trabajo del francés Michel Foucault que habla del poder ejercido en grupos de personas donde el sujeto con poder utiliza técnicas de dominación tales como la imposición de jerarquías, la vigilancia, el castigo, y la recompensa. Es así como dentro de la escuela, el alumno es dominado por la jerarquía (estando en la base de la pirámide), siendo vigilado constantemente por los mayores a cargo (ya sean los preceptores o el adulto de turno), con el modo de evaluación numérico que castiga al que desempeñe una mala labor y premia a quienes sigan el modelo que la escuela y el sistema tratan de implementar.
Otro ingrediente clave en la normalización dentro del sistema, es la pérdida de la identidad del alumno, que pasa a conformar un gran colectivo sin personalidad, mucho más manipulable y complaciente. Para esto se le despoja de su ropa y se le impone un uniforme común que no se distinga de los demás integrantes dentro de su jerarquía, es así como el individuo deja de tener la libertad de elegir y de sentirse un ser individual. Él, al igual que sus compañeros, tiene que cumplir con lo mandado. No hay lugar para el libre albedrio dentro de la institución, no hay lugar para la ropa que elegimos.
Esta es la triste realidad que esconde cualquier sistema institucional, ya sea nuestra escuela, la familia o la cárcel. A pesar de esto, el colegio, al igual que todo lo que nos rodea, se encuentra en un constante cambio, en un tire y afloje del orden y del caos.
Nuestro sistema educativo y nuestra idea de Estado se encuentran amenazados por diferentes factores, las normas han estado suavizándose en los últimos tiempos y el futuro promete un contexto más flexible dentro de nuestra escuela. Las formas de dominación están cambiando y con ellas, espero, nuestra forma de vestirnos.
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